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9.1  Víctor y Félix con una máscara vendiendo destapadores en el mercado,  pasan por el puesto de frutas de la madre de Arturo,  Arturo le llama la atención la máscara de Félix y decide seguirlo, al final los 3 acaban vendiendo destapadores ( el chato, la mano derecha de muelas observa desde un poco lejos la venta de los destapadores, Arturo lo queda mirando porque estaba muy sospechoso y le llama la atención un tatuaje en su brazo)

( Víctor y Félix están detrás de un pequeño puesto improvisado, vendiendo destapadores. Félix lleva puesta una máscara, mientras Víctor interactúa con los clientes.]

Víctor: (Sonriendo) ¡Vamos, Félix, necesitamos vender más destapadores hoy!
Félix: (Mirando hacia abajo, nervioso) Sí, lo sé, pero... esta máscara me da calor, y no me la puedo quitar porque me pueden reconocer, aquí siempre viene la mamá de Silvia.
Víctor: (Con tono de ánimo) ¿Silvia?   ¿la de la escuela?  
Félix: si, ella misma, y algunas veces viene ella también acompañando a su mamá
Víctor: jajaja y por eso es la máscara, jajaja, no lo puedo creer, jajaja
[En ese momento, un niño curioso, Arturo, se acerca al puesto, observando con interés la máscara de Félix.]
Arturo: (Señalando la máscara) ¿Por qué llevas puesta esa máscara? ¿Estás jugando a ser un superhéroe o algo así?
Félix: (Inseguro) Bueno, algo así... No, en realidad es que... es que así podemos atraer a mas gente
Víctor: (Interviniendo) Hola, soy Víctor. ¿Quieres ver nuestros destapadores?
Arturo: (Asintiendo) Claro, me encantaría.
[Arturo examina los destapadores con curiosidad mientras Félix se mantiene un poco alejado, aun sintiéndose incómodo.]
Arturo: (Animado) ¡Estos bien bonitos! ¿Cuánto cuestan?
Víctor: (Con una sonrisa) Solo 50 centavos cada uno.
[Arturo saca una moneda y compra uno de los destapadores.]
Arturo: (Entusiasmado) ¡Aquí tienes! ¿Puedo quedarme con este?
Víctor: (Tomando el dinero) Por supuesto, ¡gracias por tu compra!
(escena en donde se le ve a “el chato” compinche de muelas observando todos los movimientos de los chicos)
[Arturo lo queda mirando a “el chato” y le llama la atención el tatuaje en su brazo)
Arturo: (Amablemente) Oye, ¿te puedo preguntar por qué llevas esa máscara? No es algo que vea todos los días en el mercado.
[Félix se siente un poco incómodo ante la pregunta, pero finalmente decide abrirse un poco.]
Félix: (Con timidez) Es solo que... me da mucha vergüenza vender frente a la gente. La máscara me hace sentir un poco más seguro.
Arturo: (Comprendiendo) Ah, entiendo. Bueno, ¿sabes qué? No tienes por qué sentirte avergonzado. Yo estoy aquí todos los días con mi mamá y la gente ni nos mira
[Félix sonríe tímidamente, sorprendido por la comprensión de Arturo.]
Víctor: (Animado) ¡Exactamente! Y ahora que somos amigos, ¿por qué no nos ayudas a vender más destapadores?
Arturo: claro, con todo gusto, …pero me van a dar una comisión o algo, ¿verdad?
Félix: podemos invitarte a comer a mi casa, …aunque, no, mejor a la casa de Víctor, ¿verdad Víctor?
Víctor: si, claro, pero, espera, ¿Cómo te llamas?
Arturo: me llamo Arturo
Félix: muy bien Arturo, yo soy Félix y él es Víctor

[Los tres niños se unen detrás del puesto, trabajando juntos para atraer a más clientes y vender más destapadores]

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9.2   campaña escolar, la gente comprando en la calle, en los mercados los útiles del colegio, pero la familia de Alcides no puede comprar

[La escena comienza en un bullicioso centro comercial. Lorenzo y Agustina caminan juntos, con expresiones preocupadas, mientras miran los artículos escolares expuestos en las tiendas.]

 

Agustina: (Suspirando) Estoy preocupada, Lorenzo. No sé cómo vamos a pagar todo lo que necesita Alcides para la escuela este año.
Lorenzo: (Frustrado) Lo sé, Agustina. He estado buscando trabajo sin descanso, pero parece que nadie está contratando en este momento.
Agustina: (Acariciando el brazo de Lorenzo) No te preocupes tanto. Encontrarás algo pronto, lo sé. Mientras tanto, tendremos que ser ingeniosos con lo que tenemos.
[Se detienen frente a una tienda de uniformes escolares, observando los precios de las prendas expuestas en el escaparate.]
Lorenzo: (Mirando los precios) ¡Esto es increíblemente caro! No podemos permitirnos comprar todo esto.
Agustina: (Poniendo una mano en el hombro de Lorenzo) No te preocupes. Tal vez podamos encontrar una tienda con descuentos o buscar prendas de segunda mano.
[Deciden entrar a la tienda y comienzan a buscar entre las opciones más económicas.]
Lorenzo: (Señalando un uniforme) Este parece estar en buen estado y tiene un precio más razonable.
Agustina: (Asintiendo) Sí, es una buena opción. Además, podríamos comprar solo lo esencial por ahora y luego ir viendo qué más necesitamos más adelante.
[Continúan buscando entre las prendas, seleccionando cuidadosamente lo que necesitan mientras intentan mantenerse dentro de su presupuesto limitado.]
Lorenzo:
(Murmurando para sí mismo) Ojalá pudiera darle a Alcides todo lo que se merece.
Agustina: (Tomando la mano de Lorenzo) Lo importante es que estamos juntos como familia. Superaremos esto juntos, lo prometo.
[Se dirigen a la sección de útiles escolares, donde enfrentan más decisiones difíciles sobre qué comprar y qué dejar pasar.]
Lorenzo: (Examinando los precios de los libros de texto) ¡Esto es una locura! ¿Cómo esperan que compremos todos estos libros?
Agustina: (Con determinación) No te preocupes, Lorenzo. Podemos buscar libros usados o buscar con algunos amigos que tengan esos libros que sus hijos ya no usen. Lo importante es que Alcides tenga lo básico para empezar el año escolar.
[Finalmente, seleccionan los artículos más necesarios y salen de la tienda, con una mezcla de alivio y preocupación en sus rostros.]
Agustina: (Sonriendo débilmente) Bueno, no conseguimos todo lo que queríamos, pero al menos tenemos lo básico para que Alcides comience el año escolar. Voy a tener que hacer un zurcido invisible en las rodillas del pantalón del año pasado de Alcides, esperemos que no se note.
Lorenzo: (Asintiendo) Sí, tienes razón. Gracias por estar siempre a mi lado, Agustina. No sé qué haría sin ti.

[Se abrazan con cariño mientras continúan su camino, sabiendo que enfrentarán los desafíos juntos como familia.]

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9.3  Víctor y Félix cuentan el dinero en su casa y entre risas y mucha alegría llegaron a juntar más de lo que se debía para evitar el desalojo.

Escena: Víctor y Félix llegan a la casa de Félix pero no se dan cuenta de que el Chato los ha estado siguiendo
y se ha quedado afuera vigilando la casa

 

Víctor: ¡Lo hicimos, Félix! ¡Lo logramos!
Félix: ¡Sí, Víctor! No puedo creer que hayamos reunido todo ese dinero.
Víctor: ¿Cuánto llevamos ahora?
Félix: (Contando el dinero) Um, tenemos... ¡más de 1000 soles! ¡Es suficiente para pagar la deuda y un poco más!
Víctor: ¡Increíble! No puedo esperar para ver la cara de alivio de tus padres cuando les demos la buena noticia.
Félix: (Sonriendo ampliamente) ¡Sí! Estoy seguro de que van a estar tan felices. No podrían haber creído que venderíamos tantos destapadores.
Víctor: Y todo gracias al padre Emilio.
Félix: (Orgulloso) Bueno, y tú Víctor. ¡Sin tu ayuda, no habríamos podido vender ni uno solo!
Víctor: (Riendo) ¡Es cierto! ¡Somos un equipazo! Ah y no hay que olvidarnos de Arturo, debemos buscarlo para agradecerle
Félix:  si, y recuerda que al final no le invitamos nada, Vamos a encontrarlo y darle las gracias por su ayuda. No podríamos haber hecho esto sin él.
Víctor: (Asintiendo) Sí, definitivamente. Es lo menos que podemos hacer.
Félix: (Levantándose del sofá) ¿Listo para ir?
Víctor:  sí, ¡vamos!
Félix: si, pero primero hay que dejar el dinero en este cajón, en la noche cuando vengan mis pares les daré la sorpresa
Víctor: ¡Vamos!

(El chato, quien todo el tiempo los ha estado observando por la ventana, entra a la casa después de que ellos salen y se lleva todo el dinero que habían dejado guardado)

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9.4   Escena familia de Roberto, Luis y Gabriel se pelean, los padres castigan a Gabriel
familia: Roberto, Luciana, Luis, Gabriel

Escena: Dormitorio de Gabriel, Luis ingresa raudamente

Luis: Gabriel, necesito dinero. ¿Puedes prestarme algo?
Gabriel levanta la mirada, sorprendido por la interrupción.
Gabriel: ¿Dinero? ¿Para qué?
Luis: (evadiendo la pregunta) Oh, solo necesito algo de efectivo. Ya sabes cómo es.
Gabriel: (frunciendo el ceño) ¿Y qué pasó con el dinero que mamá y papá te dieron esta semana?
Luis: (encogiéndose de hombros) Ya lo gasté. Pero tranquilo, te lo devolveré pronto.
Gabriel mira con desconfianza a Luis, evidentemente dudando de sus palabras.
Gabriel: No puedo creer que hayas gastado todo otra vez. Mira, yo no tengo la culpa de tus malos hábitos, Tú y yo no somos iguales.
Luis: (frunciendo el ceño) ¿Qué quieres decir con "no somos iguales"?
Gabriel: Tú siempre estás pidiendo dinero prestado porque no puedes manejar el tuyo. Yo me aguanto muchas cosas para ahorrar lo que me dan mamá y papá.
Luis: (sarcástico) Oh, perdón por no ser tan perfecto como tú. Pero eso no cambia el hecho de que necesito dinero ahora.
Gabriel: (firme) Lo siento, Luis, pero no puedo prestarte nada esta vez. Tienes que aprender a ser más responsable con tu dinero.
Luis: (exasperado y gritando) ¡No puedo creer que seas tan egoísta! Eres mi hermano, deberías ayudarme cuando te necesito.
Gabriel: (levantándose) No se trata de egoísmo, Luis. Se trata de aprender a vivir dentro de tus medios.
La discusión entre los hermanos se intensifica, con gestos y palabras cada vez más acalorados. De repente, la puerta se abre de golpe y entran los padres, Roberto y Luciana, visiblemente molestos por el ruido.
Roberto: ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué están peleando?
Luciana: (preocupada) ¿Qué pasa hijos?
Gabriel y Luis se quedan en silencio, avergonzados por ser atrapados en medio de su disputa.
Roberto: (serio) No importa cuál sea el problema, no queremos escuchar este tipo de comportamiento en nuestra casa. Gabriel, ¿qué está pasando?
Gabriel: (bajando la mirada) Luis quería que le prestara dinero, pero me negué.
Luciana: (frunciendo el ceño) Luis, ¿es cierto?
Luis: (mirando a Gabriel con resentimiento) Sí, pero él es demasiado terco para entender.
Roberto: (decidido) No importa quién tenga la razón. No deberían estar peleando de esta manera. Gabriel, estas castigado, te quedas encerrado en tu dormitorio por el resto del día, vamos para afuera Luis
Roberto, Luciana y Luis salen del dormitorio
Roberto: a ver Luis, que es lo que pasa contigo
Luis: nada papá, solo que me he quedado sin dinero y quería salir con mis amigos esta tarde
Luciana: pero hijito, solo no tenias que pedir a nosotros
Roberto: (interrumpiendo a Luciana) a ver a ver, esto no es tan fácil Luciana, no puedes gastar tanto dinero hijo
Luis: si papá, les prometo que esta será la ultima vez que me gasto todo mi dinero
Luciana: bueno hijito, vamos a esperar que así sea
(Luis se retira a su dormitorio y Roberto con Luciana conversan entre ellos, pero no se dan cuenta que Gabriel salió de su dormitorio al baño y sin querer escucha la conversación de sus padres y se entera de que es adoptado)
Luciana:
Nunca pensé que un niño adoptado sea tan diferente a nosotros
Roberto: si pues, pero hay que corregirlo cada vez que podamos
Luciana: si mi amor
la escena termina entre ellos 2 mirándose  como no aceptando la realidad y Gabriel totalmente desconcertado y triste

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9.5  El padre Emilio llega al lugar de la cita para la donación, pero era una trampa de Muelas

 

Escena: En una Habitación Abandonada

[El padre Emilio está amarrado a una silla en el centro de la habitación. A su frente, "Muelas", un hombre duro y experimentado, y "El Chato", su compinche, lo observan con frialdad.]

Muelas: ¿Sabes por qué estás aquí, Padre Emilio?
Padre Emilio: (con voz temblorosa) No lo sé. Por favor, déjenme en paz.
El Chato: No te hagas el inocente, curita. Sabemos que estás del lado equivocado.
Muelas: (se acerca amenazante) Hemos estado siguiendo tus movimientos. Sabemos que estás conspirando con la familia de ese congresista Raúl, y ¿sabes qué? El está metiendo sus narices donde no debe, está perjudicando a la gente sabrosa
Padre Emilio: pero ¿Quién es la gente sabrosa?  No sé de que están hablando, Soy un hombre de fe, no me involucro en asuntos políticos.
El Chato: (riendo sarcásticamente) ¿Crees que somos estúpidos? Tus rezos no te salvarán esta vez.
Muelas: Ya es hora de que pagues por tus pecados, Padre. Y no te preocupes, Raúl y el ladronzuelo de su hijo Víctor también tendrán su castigo.

[El padre Emilio comienza a rezar en voz baja mientras Muelas y El Chato intercambian miradas cómplices. Muelas saca un cuchillo afilado y se acerca al padre Emilio.]

Muelas: (con voz grave) Es hora de cortar con esta farsa.
Padre Emilio: ¡Por favor, no! No he hecho nada malo.
El Chato: (sosteniendo al padre Emilio para que no se mueva) Lo siento, Padre, pero los negocios son negocios.

[Muelas corta el dedo de la mano del padre Emilio con un rápido movimiento. El padre Emilio grita de dolor mientras El Chato lo sujeta con fuerza.]
Padre Emilio: (llorando) ¡Dios mío!

[La escena se desvanece mientras el padre Emilio sigue gritando y Muelas y El Chato se ríen sin compasión)

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9.6   Félix regresa a su casa y se da con la sorpresa de que ya no está el dinero

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